Digitalizar una empresa es más jodido de lo que nos hacen ver las empresas dedicadas a la digitalización. Hacen que parezca que vas a invertir un poco en unas herramientas y tu empresa va a ser Fortune 500.
Por otra parte están los fondos europeos del Kit Digital, que esos dan para escribir un libro. Así que no hablaré mucho de ellos (por si algún día me da por escribir el libro) pero me quedo con lo más importante. Parece que con (un poco de) dinero se pueden hacer maravillas. Sin embargo, lo que nos queda por delante es la realidad.
Tendemos a pensar que digitalizar una empresa consta, simplificándolo mucho, de 3 pasos:
1- Análisis de necesidades.
2- Preparación de las herramientas (CRM, ERP, MRP o cualquier otra cosa con 3 letras)
3- Puesta en marcha y formación a los empleados.
Como resumen ya va bien. Y sería muy válido si no fuera porque estamos dejando fuera de la ecuación, al actor fundamental del tinglado de la digitalización: LAS PERSONAS.
La digitalización no funciona, ni siquiera invirtiendo (como decía Richard Gere en Pretty Woman) "cantidades indecentes" de dinero. Ese es el gran error que las empresas están pagando muy caro. No pueden digitalizarse porque sí.
Caso práctico 1:
Pensemos por un momento en un aspecto de la digitalización, tomemos como ejemplo a un pintor al que se le ofrece la posibilidad de pasar de dar los presupuestos en la servilleta de un bar, a enviar un pdf adjunto a un correo o whatsapp con el logo de tu empresa y un link para aprobar online. Me he encontrado con muchas pequeñas empresas que, al ver el proceso a seguir para enviar el presupuesto, rechazan radicalmente la herramienta y se vuelven a buscar el servilletero. Todos los que hacen esto, tienen razón. Su empresa no se va a digitalizar ni aunque le obligue la ley. Ya buscará un proveedor de servicios administrativos cuando haya que enviar facturas electrónicas porque él va a seguir haciéndolas, como mucho, en word. Que ha descubierto que puede copiar y pegar y se ahorra un montón de tiempo.
Con esta historia os presento el freno número uno para la digitalización: La empresa que NO QUIERE DIGITALIZARSE PORQUE LE COMPLICA LA VIDA. No ha visto los beneficios de digitalizar; además de gastarse el dinero en herramientas, necesita invertir más tiempo en tareas que ni le gustan ni sabe. O dicho de otra manera, no ve el problema en seguir trabajando como toda la vida se ha hecho, que además es más barato.
Caso práctico 2:
Ahora vamos al caso de una empresa mediana, con una dirección bastante comprometida con la digitalización. Conoce sus beneficios, tiene los medios económicos y está dispuesta a ponerlos encima de la mesa para la digitalización. Hace la inversión, forma a los empleados y los convierte en cyborgs humanoides con un anillo que lee códigos qr y una tablet que le presenta una tabla ininteligible de datos eso sí, en tiempo real.
Uno de los cyborgs es un señor que ha dedicado su vida a la recepción de mercancías en un muelle. Contaba la mercancía, firmaba el albarán y dejaba una copia del papel en una bandeja, a la espera de que se teletransportara a la oficina. Allí harán lo que tengan que hacer. Su trabajo era firmar el albarán y comprobar que traen lo que dicen que traen. Ahora viene un "chiquillo" que le dice que su nuevo trabajo de cyborg consiste en escanear los códigos qr de cada bulto, introducir las cantidades en el sistema informático, validar cantidades reales contra cantidades teóricas y crear unas órdenes de comprobación de calidad, unas órdenes de reubicación y unas órdenes de reabastecimiento a las zonas de producción.
El señor tiene 63 años y está pensando en si la empresa lo despediría para poder cobrar el paro los dos años que le quedan para jubilarse. Este es el momento en que la empresa piensa que todo va viento en popa y que está digitalizada 100.000€ más tarde. Entonces pasa un tiempo y el jefe de almacenes, se sienta en su despacho y comprueba en su cuadro de mandos molón de Power BI que hace días que no reciben mercancías y que están fabricando con stocks negativos. Se levanta airoso en busca del viejo ese que no hace bien las recepciones y recibe una respuesta que le sorprende: "Ah, es que el anillo este no funciona bien. No apunta bien las cantidades y he vuelto a utilizar mi libreta. Mira, aquí está todo."
Os presento el freno número 2 de la digitalización exitosa: La empresa que quiere digitalizarse y deja los procesos en personas que NO QUIEREN ESAS NUEVAS TAREAS PORQUE LES COMPLICAN LA VIDA.
Queréis conocer el caso de éxito? Os lo cuento en el siguiente post, que éste se me ha hecho muy largo.
